segunda-feira, 9 de fevereiro de 2009

Quito, Quito, te quiero Bonito…

A veces me hace falta el aire un poco contaminado del centro de la ciudad. A veces, ver los jubilados en la Plaza Grande leyendo el periódico. Algunas, comer los sánduches de pernil, el cebiche de San Agustín con jugo de naranjilla y tostado. Caminar en esas veredas angostas de la ciudad, mientras frente a ti aparecen iglesias cada vez más elaboradas. También me hace falta ver montañas cuando despierto, o talvez dormir con muchas cobijas y casi vestida por el frío. Oir el sonido de los aviones llegando en medio de la ciudad me hace mucha falta. Siempre me hace falta tomar café con pan, que no se necesita ponerle mantequilla porque tienen sabores y formas diferentes. Me hace falta también la sopa, que aunque cuando era joven la odiaba, hoy en día con algunas excepciones como la de sambo, me parece un plato digno de ser comido. Me hace falta mi perro loco que sigue las sombras y que en su otra vida debió haber sido gato, seguramente. Me hace falta ver a la gente caminando tranquilamente bajo lluvias torrenciales, porque la lluvia hace parte de nuestras vidas. Me hacen falta los buses tocando regueaton a todo volumen, los taxis amarillos, el trole y la ecovia. Me hace falta el rucu pichincha y el teleférico. Me hace falta recorrer la Av. Amazonas y terminar en la Foch por la noche. También ir a Ibarra, o a Cahuasqui para reencontrar aquellas personas que un día hicieron parte de mi vida. Me hace falta el mal humor quiteño, el hablar bajo quiteño, el mirar quiteño. Me hace falta el Sese y su salsa cubana, su olor, su color y sus vodkas tónicos. Me hace falta ver a la Orquesta Sinfónica, gratis. Me hace falta mi Quito cultural y los ciclopaseos. Me hace falta el olor de mi casa, y de la gente que hace parte de ella. Me hace falta su gente que hoy veo que tiene futuro. Sea el que sea. Me hace falta todo lo que fue parte de mi historia durante 25 años y que seguirá siendo siempre parte de esta vida leve aunque esté lejos.

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1 Comentários:

Anonymous Anônimo disse...

Quito é lindo quando falas nele. Beijos.

9 de fevereiro de 2009 às 17:05  

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